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Un escándalo sin precedentes sacudió la inauguración del 28° Festival de Cine de Lima, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), cuando la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, fue abucheada y obligada a abandonar el escenario por una multitud furiosa.

La titular de Cultura, con una sonrisa forzada, intentó iniciar su discurso, exaltando el poder del cine para promover el desarrollo social del país. Sin embargo, sus palabras se perdieron en una ola de gritos y protestas. «Fuera, fuera!», resonó en el Teatro Nacional, mientras la ministra era interrumpida por una lluvia de insultos como «mentirosa», «corrupta» y «no a la censura».

A pesar de intentar calmar la situación, solicitando «con todo respeto» que la dejaran hablar, la ministra fue inundada por una ola de rechazo. La ira del público, incontenible, la obligó a retirarse del escenario y buscar refugio en la primera fila, con la mirada baja y el rostro desencajado.

«Seguiremos dialogando con el Congreso y con todos los involucrados para tener una ley que fortalezca las condiciones en favor del cine y el arte en general», logró decir la ministra antes de ser silenciada por el clamor popular. «Mientras los peruanos no nos reconozcamos realmente, vamos a seguir polarizando», añadió con un tono de resignación, mientras la multitud seguía coreando su rechazo.

El incidente, que ha desatado un debate sobre la crisis política y social que atraviesa el país, ha manchado la celebración del cine peruano y ha empañado la participación de cineastas nacionales e internacionales. La indignación del público ha puesto en evidencia las fuertes tensiones existentes entre el gobierno y la sociedad, dejando un sabor amargo en el inicio de este importante festival.

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